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jueves, 7 de agosto de 2014

DE TREKKING.... SOLIDARIO

A la tercera siempre dicen que va la vencida, y en este caso a mí me pasó....Era mi tercer viaje a Marruecos, más concretamente al Valle del Tessaout, y esta vez sí que iba a ser, iba a patear por fin el Atlas!!!
 La primera vez fuí un poco expectante, no había viajado nunca a Marruecos y quería saber cómo era su terreno, sus costumbres, su gente y allí llegué con Jorge y con Hafid, al Valle del Tessaout, a Ifoulou... que lugar más guapo por favor!!!!
En ese momento me dije, Aran... no sé cuando va a ser, pero tú vas a andar por estos lares....
 La segunda vez fuimos de boda, también a Ifoulou, ahí hicimos un mini trekking, pues las lluvias habían inundado los caminos, y tuvimos que llegar andando al pueblo....

Y a la tercera fue, en el Campo de Trabajo 2014...

Yo lo tenía muy claro desde el principio, de los proyectos varios que se iban a realizar, yo participaría en todos los trekkings posibles, si, esto también era un proyecto, el de aGtrek...

aGtrek es un proyecto de viajes solidarios, desarrollado con la participación de los beneficiarios del ProyectoTessaout con el objetivo de impulsar su desarrollo.

Qué os voy a decir de los paisajes.... a veces no sabes si estás en un escenario de la “Guerra de las Galaxias”, de la “Vida de Brian” o si te vas a encontrar el portal de Belén.

No sabes si estás en Picos de Europa por las pedreras que encuentras, esos manchones verdes en mitad de una ladera seca son terrazas de cereal, verdes a más no poder, el contraste... hay que verlo, no es descriptible, y hablamos de entre 3.000 y 4.000 metros de altitud. Donde hay un chorro de agua, hay un hilo verde dando vida…

No sabes que es aquello que ves venir de frente, eso que abulta muchísimo y se va moviendo encima de un puntito de color, no lo sabes hasta que se acerca y te dice un “lebes” y ahí es cuando ves que es una mujer portando leña... Dios!!! que fuerza debe tener y  va con chanclas de plástico...

No sabes si la piedra del fondo es piedra, niño, cabra, cordero o que es... pero mola acercarte a descubrirlo, por el camino vas a encontrar todo esto... hasta en los sitios más remotos es complicado bajarse el pantalón... siempre hay alguien que estaba por allí....

No sabes a veces si el árbol que estás viendo en medio de un erial es enebro, sabina o que es.... el aire o las cabras…lo han dejado pelado, pero te permite trepar por sus ramas aún contenidas...

Es tanto el contraste de paisajes que hay que ir a verlo, esto no vale solo con leerlo...

Y cuando regresas de la pateada, ese té esperándote, esa merendola, esos churros al “estilo Hanini”, esos pankekes con nocilla y esas gentes dándote todo su calor...

Hay muchas formas de viajar, pero seguro que si lo hacemos de forma solidaria, disfrutaremos aún más.




Arantza del Moral/ Agosto´14

jueves, 10 de julio de 2014

Una enfermera en el valle Tessaout

Es evidente que las experiencias que no se planean, las que los miedos no ponen límites a nuestras capacidades, las que nos hacen abandonar las cosas mundanas, son las que de alguna forma consiguen transformar algo de nosotros, de nuestra existencia, de nuestra vida.


Una enfermera novata en Ifoulou, en un mundo desconocido ante una labor nunca realizada donde la prioridad antes de partir era intentar ser útil a la Fundación, a Juana y sobretodo, a sus gentes.


Días intensos sin tregua a las emociones, a la sensibilidad, donde la empatía era nuestra mejor herramienta y a partir de aquí todo fluía, cada consulta, cada paciente, cada historia, de esas que no dejan impasible a uno, situaciones dramáticas ocasionadas por el bocio, niños carentes de comodidades y cuidados realizando duros trabajos físicos, en riesgo continuo ante los accidentes domésticos: como quemaduras provocadas por el fuego, caídas, sellados con la marca en su cuello de sus progenitores, mujeres pudorosas de baja autoestima que con la maestría de Juana y de nuestra increíble traductora Hafida, eran llevadas entre risas a expresar confidencias, haciéndonos sabedoras de las necesidades más inmediatas para su bienestar, mujeres fuertes, aparentemente sanas, a la espera de que la marca por excelencia “el  bocio” hiciera mella en su salud, viviendo bajo el conformismo de la supeditación que desde la infancia llevan perennes, no por ello las hace menos interesantes y menos válidas, todo lo contrario, ellas son las únicas capaces de conseguir que las cosas se transformen porque ellas son las cuidadoras principales y en ellas recae el peso de la concienciación, recibían consejos de prevención de salud, la importancia de ingesta adecuada de líquidos, de sal yodada, asentían con un chasquido que de ninguna manera pensaba yo que era un “sí” en nuestro idioma, más bien consideraba un efecto secundario del hipertiroidismo!!!, Juana se partía cuando se lo contaba, furqui, furqui!!. Esos hombres bañados por el polvo blanco de la nueva carretera provocando hemorragias nasales, problemas respiratorios y articulares. Por desgracia no puedo mencionar a los ancianos porque casi no hay, excepto el solitario, el que consiguió implicar a todo el grupo sanitario con la intención de mejorar su mugre vivienda, gracias a todas/os por vuestra ayuda y compañía en mis salidas a realizarle la cura, conseguimos curarle los ojos y que sintiera calor humano.





¿Qué sanidad se puede practicar sin medios técnicos, sin abanico de fármacos de estos de alta gama que tenemos en nuestro mundo, sin aparatos que confirmen un diagnóstico? ¿Qué enfoque terapéutico es el apropiado? Todo un misterio resuelto en mis días en el campo de trabajo y con el paso del tiempo. Realmente no hace falta enfoque, tan sólo una atención continuada sencilla como cualquier consulta nuestra, con técnicas de reforzamiento de aprendizaje, talleres, etc., porque a pesar de ser un pueblo que bastante tiene con sobrevivir en un terreno hostil, sus limpias miradas, sus sonrisas, su humildad  expresan la mejor salud que se puede tener, la armonía!!. 
Penita de dejarlos y tener que marchar, con la esperanza de que algún día pueda volver y colaborar con la Fundación y su gran obra, un importante logro conseguido que tengan agua en sus casas, enhorabuena por todo lo que hacéis.
Agradecer a cada uno de los componentes del grupo por estos días imborrables en mi mente y corazón, un gran equipo humano que de forma altruista dedica su tiempo en que un rinconcito del mundo amanezca un rayo de luz y esperanza.   

Gracias por todo. Gracias Ifoulou por enriquecerme.  

Mª José (enfermera).
María José (a la izquierda) con al equipo sanitario y Jamal,
amigo de aG y traductor, durante el pasado Campo de Trabajo.

jueves, 3 de julio de 2014

El agua caliente cada vez más cerca de las casas de Ifoulou

Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada. Nelson Mandela

Los que vivimos aquí, en esta parte que llaman Primer Mundo, con tan solo girar la palanca del grifo hacia la derecha o la izquierda obtenemos agua potable a la temperatura deseada. La experiencia que compartí la pasada Semana Santa en el campo de trabajo que desarrolló aG en el Valle del Tessaout, en el seno de un espectacular escenario, el alto Atlas marroquí, me brindó la oportunidad de conocer de primera a mano el día a día de los habitantes de la zona, y pude tomar conciencia de cómo este sencillo gesto suponía allí un arduo trabajo. Lo que para nosotros es un cómodo ejercicio de apenas unos segundos, para las mujeres del valle se traducía en una tarea mucho más complicada y severa.  
Para conseguir agua las mujeres tenían que subir desde el río hasta sus casas con grandes y pesados bidones de plástico a sus espaldas. Curvaban sus cuerpos formando un ángulo de prácticamente 90º y los sostenían tirando con una sola mano de una cuerda atada al envase. La velocidad con la que “trepaban” el valle, de barro, de piedra, totalmente irregular, con calzados muy deteriorados que dejaban sus pies al descubierto, era impactante. Para conseguir calentar esa agua habían de cargar, del mismo modo, troncos de leña con los que hacer fuego. En este caso no bajaban al río, sino que ascendían, de una forma aún más temeraria, por altos riscos de donde obtenían la leña. Me gustaría mostrar una imagen. No lo hago por respeto a las mujeres del valle. Ellas piden que no se las fotografíe, siguiendo la instrucción de sus maridos desde el momento en que se prometen. 
Fer, conocedor de este escenario, tiene una idea: elaborar un panel térmico-solar con el que calentar agua y colocarlo en el tejado de la casa de su gran amigo Abdullah. Abdullah es el promotor de salud de la aldea de Ifoulou y sabe que, si este piloto da buen resultado, él se encargará de explicárselo a los hombres del pueblo para que todas las casas puedan calentar agua.
Con este plan en mente, unas semanas antes del campo de trabajo, diseñamos la placa térmico-solar: buscamos vídeos y documentos en internet en los que se muestran experiencias similares; analizamos qué materiales pueden ser más eficaces, siempre teniendo en cuenta que han de ser asequibles y accesibles para la gente del valle; hacemos una cuantas cuentas y buscamos un termómetro con el que tomar medidas. 

Una vez en Demnate, compramos el material necesario y lo transportamos hasta el valle, y con ayuda de nuestras compañeras del campo de trabajo, a la casa de Abdullah, en Ifoulou.






Allí nos reciben su mujer, Fatma, y su hija mayor, Fahima, muy hospitalarias, como la gente del valle acostumbra a ser con sus visitas. Nos invitan a que nos sentemos en una salita en la que nos preparan té y nos ofrecen pastas.


Fahima, que nunca pierde la sonrisa, se muestra expectante. A juzgar por su cara de sorpresa, estoy segura de que se pregunta qué hemos ido a hacer a su casa. Con ayuda de nuestro amigo e intérprete Hafid, se lo explicamos. Vamos a intentar que su casa tenga agua caliente. De pronto, un brillo que habla por sí solo inunda sus ojos. Ella lo acompaña de una exclamación: “¿¿De verdad??”. Y yo siento un vuelquecito por dentro con el que termino de comprender el sentido de nuestra visita al valle. 


Más tarde nos acompañan, a través de una escalera muy angosta por la que a mí me cuesta subir pero por la que ellas suben con total destreza cargando leña a sus espaldas, al tejado de la primera planta. Allí comenzamos a trabajar en el panel térmico-solar. La vista es increíble. A nuestros pies tenemos el río Tessaout, y debemos tener cuidado de no poner un pie fuera del tejado y caer al vacío.

En primer lugar, medimos y cortamos las tablas de madera para formar la base y los laterales del panel, que unimos mediante clavos. Fahima y su hermano menor, Nordin, observan lo que hacemos. Fieles aprendices, nos ayudan por iniciativa propia. 








A continuación, con ayuda de Rosa, aplicamos cola en las uniones de las tablas, para evitar que el calor se escape,  
y pintamos toda la superficie de color negro, con objeto de facilitar la absorción de la energía. Una vez seca la pintura, grapamos un plástico en la base del panel para retener el calor en su interior lo máximo posible. Seguidamente, Lucía nos ayuda a colocar un tubo de PVC en forma de espiral dentro de la estructura, para lo cual hacemos orificios sobre la madera con un taladro e introducimos trozos de alambre que hacen de sujeción.

Por último, grapamos un plástico en forma de tapa en los laterales del panel, para provocar el efecto invernadero. Hubiera sido más eficaz colocar un cristal, pero este recurso es más costoso.  

Tras varios días en que compaginamos el trabajo en el panel con otras actividades, éste ya está terminado. Con ayuda de Jorge lo subimos al tejado de la segunda planta, donde introducimos agua en el tubo con una tetera.


Después de varias horas al sol, medimos la temperatura que éste alcanza. El resultado es positivo. Pero es necesario que llegue el agua a casa de Abdullah para poder comprobar que el líquido fluye a través del panel. Éste necesita conectarse a una fuente con cierta presión para que funcione 








A lo largo del campo, aG trabaja junto con los hombres del pueblo para que el agua del pozo de Ifoulou sea bombeada hasta el depósito situado en altura, y de allí a todo la aldea, apoyándose en un generador eléctrico que llevamos al valle desde Madrid. Este logro, que describo rápidamente, marcará un antes y un después en la aldea, ya que tras nuestra marcha, empezarán a introducir el agua en las casas, con el inminente beneficio en la salud de las mujeres de Ifoulou y mejora de la calidad de vida de todos sus habitantes. Las mujeres ya no tendrán que subir del río cargadas con agua a sus espaldas y todos los habitantes dispondrán de agua corriente en casa para su higiene.


El día en que finaliza el campo de trabajo y hemos de dejar Ifoulou, el agua todavía no ha llegado a las casas del pueblo. Así que, con ayuda de Abdu, miembro de aG que colabora desde Marruecos, explicamos a Abdullah lo que debe hacer para conectar el panel al grifo, cuando ya dispongan de agua en casa. En aquel momento, todos pensamos: “Ójala esto suceda pronto”…. hoy día, esto ya es una realidad, sucedió dos semanas después de nuestra vuelta a Madrid. 
La semana pasada Abdu llamó por teléfono a Abdullah y le preguntó  si el panel térmico estaba dando resultado. Éste contesto que el agua se calienta lo suficiente como para poder preparar té y darse una ducha. ¿¿De verdad?? 

Por un lado, no pude evitar emocionarme al conocer esto. Por otro, sabemos que las personas del valle son agradecidas, tanto como para darnos una noticia que mantenga nuestra ilusión viva. Hasta que alguno de nosotros pueda viajar al valle para comprobarlo, me ilusiono pensando que Fahima y sus hermanos ya pueden ducharse con agua caliente, y que ella ya no tiene que cargar leña a sus espaldas.  Si no es así, “Ójala esto suceda pronto”…

Sonia Pérez-Vázquez
Voluntaria de aG durante el campo de trabajo 2014 en el Valle  del Tessaout.



Nota: A día de hoy, el agua corriente llega ya a todas las casas de Ifoulou.
Nota: Esta semana o la próxima, un miembro de aG visitará el valle, y comprobará personalmente el funcionamiento de este experimiento solar de Agua Caliente.

jueves, 22 de mayo de 2014

Un odontólogo en el Tessaout... aún queda mucho camino por recorrer.


 Nunca olvidaré esta semana que pasamos en el Valle. 

Quizás tuvo esa magia que otorgan las primeras veces, o quizás la magia sea perpetua en este lugar tan remoto.


En el rol que desarrollé como odontólogo, fueron cinco días de intenso trabajo. La alimentación en el valle se basa fundamentalmente en carbohidratos, por lo que el porcentaje de población con caries es alarmante.El tratamiento de todas las piezas era el mismo: exodoncia. Y era éste porque no teníamos los recursos necesarios para “empastar” aquellos dientes que tenían una solución mucho menos drástica.

Resulta imposible olvidar las miradas de agradecimiento que rompían la barrera del lenguaje entre aquellos pacientes y yo; a los traductores, capaces de traducir no sólo palabras, sino también la calma y tranquilidad tan necesaria en esos momentos, y a todos los que pusieron toda la voluntad y el empeño necesario para ayudar al equipo de odontólogos en situaciones en las que nos vimos desbordados (Yola, Mikel, Arantza, Gracias de nuevo!).

Y ahora que hay electricidad en el valle, las restauraciones dejan de ser un imposible, por eso es necesaria la colaboración de todos, para que a esos niños del valle jamás les falte una sonrisa.

Antes de despedirme, quisiera agradecer a todos y cada uno de los integrantes de la fundación aG por el trato recibido desde el primer día, y darles mi enhorabuena por todo lo que han hecho hasta ahora. De verdad, me quito el sombrero con vosotros.

Y es que a pesar de que todo lo que hemos andado, aún queda mucho camino por recorrer, y desde aquí puedo aseguraros que nunca os faltarán mis pies.

Abrazos,

Pablo Repiso.

Artículo escrito por Pablo Repiso, odontólogo voluntario que ha trabajado con aG durante el Campo de Trabajo de Semana Santa 2014 en el Valle del Tessaout, Azilal, Marruecos.

jueves, 8 de mayo de 2014

Salud y vida en las aulas del Valle



Redouan, Fatima, Nora, Abdelhakim y todos sus compañeros del aula infantil de Ifoulou ya pueden lavar sus manos, su cara y los dientes todos los días en la Casa Comunal que aG inauguró en el 2010. Casi como un milagro el agua salía en los lavabos, por fin, después de varios años peleando por ello, y todos nos emocionamos. El agua ya es una realidad y todos, grandes y pequeños, mejorarán las condiciones de vida, mejorará su higiene y su salud. Ya no tendrán que cargar con grandes garrafas de agua a sus espaldas desde el río ladera arriba hasta sus casas. Y además, las niñas dispondrán de más tiempo para estudiar.

El equipo de voluntarios y  traductores siendo observados
Desde aquí, Pilar, Charo, Marta, profesoras de La Cabrera en Madrid, y yo llevábamos un par de meses preparando nuestro viaje de Semana Santa al valle. Todas teníamos muchas ideas e ilusiones, además, para ellas era la primera vez que viajaban con aG y, como no podía ser de otra manera, se han enamorado de los niños y de las gentes de valle de Tessaout. El trabajo de este año iba a estar centrado en que los niños fueran los verdaderos protagonistas del aula, que la hicieran suya. Cada uno de ellos tuviera su lugar único y que todos se sintieran orgullosos de asistir todos los días a clase.

Junto a las nuestras maestras del valle, Khadiya y Rekeya
Por suerte, nos encontrarnos con unas maravillosas y encantadores maestras, Khadija y Rekeya que dan clases de infantil en Ifoulou y en Azarzam y que estuvieron siempre a nuestro lado demostrando el cariño hacia sus alumnos y el interés e inquietud por aprender cosas nuevas. Son auténticas heroínas: se pasan todo el duro invierno solas dando clase en las condiciones mas adversas que uno pueda imaginar y luchando contra cualquier circunstancia. 


Es una suerte, para todos nosotros, voluntarios y miembros de aG poder cortar con la rutina diaria y encontrar un poco de sentido a muchas de nuestras cosas: llegas al valle y te encuentras con la alegría de todos los niños dispuestos a jugar contigo. Se lavaron en el río. Nuestros voluntarios Susana, Kenza, Rosa y el resto jugaron al fútbol, a la comba, hicimos plastilina casera con harina y sal, murales con pinturas de dedos y ceras, … Y, entre juego y juego, dejamos preparada el aula: ahora tienen una pizarra para que ellos puedan expresarse libremente; cada niño se hizo un saquito donde guardar su vaso y su correspondiente cepillo de dientes. Finalmente, montamos otro espacio para que cada niño marcara todos los días sus asistencia al aula, algo un poco complicado de conseguir allí.



Voluntarios trabajando en Azarzam
Todo ha salido muy fluido gracias a la buena disposición de nuestros voluntarios: acudimos a Azarzam y mientras Sandra, Inma y yo preparábamos las actividades, Yolanda e Isabel jugaban al aire libre con ellos. En la modesta aula de Azarzam dejamos un mural con pollitos pintado por todos los niños. Y por la tarde con todos los problemas tecnológicos en contra, por fin, pudieron ver “Spirit” de nuevo desde una minúscula Tablet. Fue impresionante ver a casi 40 niños en un aula de 2x4 m mirando una pantallita de 6’ y sin moverse durante toda la película.



Khadija jugando con sus alumnos de Ifoulou

Ha sido una semana mágica: los traductores se han compenetrado y comprometido con nuestro proyecto y los voluntarios han vivido de cerca todo lo que con pasión todos les contábamos de nuestro querido valle. Y todos han vuelto también enamorados de él. Desde aquí quiero dar las gracias a todos por poner este pequeño grano de arena para mejorar la calidad de vida de estos niños y de las gentes del Valle de Tessaout.


martes, 29 de abril de 2014

¿Qué pasó en el campo de trabajo de aG?

Este año, en nuestro campo de trabajo, han pasado muchas cosas:

-hemos alucinado viendo como la gente de Ifoulou bajaba el generador hasta la instalación de captación de aguas, por una pendiente imposible.
-nos hemos quedado con la boca abierta al ver a nuestro equipo de sanidad trabajando, tanto nuestros queridos dentistas como a nuestra querida Juana y su equipo de enfermería.
-ahora sabemos mucho más acerca de remedios naturales y propiedades medicinales de las plantas que crecen en el valle.
-los más pequeños beneficiarios de nuestro proyecto educativo han disfrutado y aprendido con las actividades lúdicas y educativas que hemos desarrollado con ellos.

-nos hemos emocionado viendo como el agua salía de los grifos de la casa comunal-¡incluso funcionaba el calentador de agua!- y más aún cuando hemos comenzado a ver instalar contadores de agua y acometidas de agua en las casas de los vecinos de Ifoulou.
-hemos pateado y repateado los trayectos que vamos a proponer desde aGTrek… os adelanto que son alucinantes…

-casi tenemos listo el calentador solar para evitar gastar energía más que la del sol para calentar el agua en las casas de Ifoulou.
-hemos bailado y disfrutado de la buena música con la que nos deleitan nuestros amigos Hafid, Amida, parte de los voluntarios…tremenda Kenza…y los propios beneficiarios de nuestro proyecto.


-hemos reído hasta decir basta, y nuestra sonrisa apenas cabía en nuestras caras.

lunes, 25 de febrero de 2013

Campo de Trabajo - Semana Santa 2013 -


Desde la fundación Acción Geoda, un año más, y coincidiendo con la semana de Semana Santa, organizamos nuestro campo de trabajo.
Estos días los dedicaremos a que conozcas cuál es el ámbito de actuación de nuestra fundación, tanto a nivel de proyectos como a nivel humano, cultural y social. Te brindamos la oportunidad de arrimar el hombro en un proyecto interesante, asentado y con gran aceptación por parte de sus beneficiarios, el Proyecto Tessaout. Puedes leer información completa en nuestra web; http://www.acciongeoda.org/index.php/es/proyecto-tessaout

¿Qué es y cómo funciona?
El campo de trabajo no es más que una reunión de gente con ganas de conocer y colaborar.
Aprovechamos este momento para dar un nuevo impulso a nuestros proyectos haciendo pequeños trabajos que tenemos pendientes con vuestra ayuda y actividades que dinamizan y dan continuidad al trabajo que la fundación desarrolla de forma continua en el Alto Atlas.
Dedicamos una buena parte del tiempo a que los participantes conozcáis la cultura de los beneficiarios del proyecto, población bereber,  sus costumbres y forma de vida así como el espectacular medio que te rodeará en el Alto Atlas, el corazón de la montaña marroquí.

Tendrás la oportunidad de convivir con familias bereberes, de jugar y reír con ellos y sus hijos, de aprender a hacer pan a la manera tradicional, de visitar un zoco auténtico y de conocer aldeas que sobreviven orgullosas en las laderas y valles de estas impresionantes montañas.
Si esto lo combinas con la hospitalidad y el agradecimiento de los beneficiarios de nuestro proyecto, y con las amistades fruto del trabajo y la convivencia en grupo, te llevarás una experiencia que es probable que cambie un poquito tu forma de ver las cosas.

El campo de trabajo está abierto a personas mayores de 18 años que tengan ganas de implicarse y participar. Tiene lugar entre el 23 y 29 de Marzo en el Valle del Tessaout.
Cada voluntario se desplaza hasta Marrakech (hay buena comunicación en avión desde España con vuelos frecuentes y económicos si reservas con cierta antelación), y desde allí nos desplazamos todos juntos hasta el valle del Tessaout.
El alojamiento se realiza en una gite de etape, conviviendo con el resto de participantes y miembros de la Fundación que se desplazan hasta allí. Durante el día dedicamos tiempo a las diferentes actividades de trabajo y conocimiento (trabajo en los proyectos de la fundación, organización de talleres y actividades con niños y mujeres, proyección de cine, etc…) y por las noches intentamos reflexionar un poco sobre lo acontecido en el día, divertirnos, charlar sobre lo acontecido en el día, etc…

La fundación organiza desayunos, comida y cena por lo que no te tienes que preocupar de la logística. Además, tendrás la oportunidad de conocer el entorno a través de diferentes actividades (trekking, gymkanas, visitas y juegos) y convivir y aprender con la población local.
Estamos convencidos de que disfrutarás y no quedarás indiferente.

Puedes disponer de información completa en nuestra web y ponerte en contacto con nosotros a través de correo electrónico escribiendo a jesus@acciongeoda.org o fernando@acciongeoda.org

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Tendrá sentido que yo cambie? Mi experiencia en aG

Llevaba un tiempo interesada en el “mundo” de la Cooperación, tema que desde fuera me intimidaba bastante y al que automáticamente le seguía el pensamiento: ¿Tendrá la mínima importancia el que yo cambie?
Un buen día, leí unas palabras que alguien muy sabio escribió. Hablaba acerca de los colores que integran el muro del mundo, de sus negros, sus grises y de la responsabilidad que tenemos todos para hacer que esas tonalidades se vuelvan blancas e impolutas. Decía que si pintamos un pequeño trozo de blanco, ya habrá menos pared negra, y si entre todos pintamos el fragmento que nos corresponde, al final el negro dejará de existir.
Así fue como decidí que ya era hora de empezar a pintar mi trocito de muro.
Por cosas del azar o del destino fui a dar con “acción Geoda”. Las primeras personas con las que contacté fueron Diego y Elena, miembros del área de Sanidad, que me comunicaron la gran necesidad de un dentista en el valle. Total, que ya no tenía excusa. Viajé a Ifoulou por primera vez en el Campo de trabajo de Semana Santa de 2012. Fue mi primera toma de contacto. No es fácil, o por lo menos para mí no lo fue, ver una realidad tan distinta a la que estamos acostumbrados. Comprobar que, simplemente por haber nacido en un lugar o en otro, no tenemos los mismos derechos. ¿Acaso no somos todos personas iguales, con derecho a una vivienda, a una educación, a una sanidad, a una vida digna al fin y al cabo?
No todo fueron cosas grises, también pude comprobar y sentir la fuerza de la gente que allí habita, sus ganas de vivir. Su día a día es una lucha constante, ya que, como os habremos dicho en miles de ocasiones, sus condiciones de vida son bastante duras.
En este primer viaje descubrí a sus mujeres, unas auténticas heroínas para mí, y la principal fuente de energía del Valle. Y también, por supuesto, conocí a sus niños, que a la mínima oportunidad van a recogerte a la puerta del albergue para simplemente cogerte de la mano durante un rato, para bailar, cantar contigo, de paso a ver si cae algún caramelo que otro…
En fin, ¿cómo me podría quedar indiferente ante todo esto?
Con ayuda de mis compañeros, comenzamos a pasar consulta. Madre mía qué colas interminables de espera! Efectivamente, hacía mucha falta la ayuda de un dentista en el Valle.
IMG_7949Silvia tratando de sacar un diente que se resiste, en Azzarzam
Por otro lado, también hicimos talleres de prevención bucodental. Para mi gusto, una manera muy divertida y desenfadada de acercarte a ellos, ya que la consulta de un dentista no es que genere mucha confianza.
Aunque los cepillos de dientes acaben finalmente en su pelo, tenemos mucha fe en ver los resultados en sus bocas, porque sus sonrisas será entonces imposible mejorarlas!
Viendo la cantidad de trabajo que se acumulaba, me “vi obligada” a regresar a Ifoulou en la Caravana Médica que se llevó a cabo en Mayo de este año. Un equipo médico de primera, y yo, bajamos para pasar consulta durante una semana: médica y dentista. Una semana de muchísimo trabajo, pero cargada de anécdotas y buenos momentos.
_DSC2863Con Hafid y Ana, peleando con los duros dientes de Zahara
Ya me lo decía Juana (la médica de aG, y de la que he aprendido infinidad de cosas de todo): “Ten cuidado, que esto de la cooperación engancha”. Yo no sé si es eso, si es Ifoulou, o qué será, pero este último Septiembre he liado a mi colega de profesión, y amiga, Jimena para volver otra vez. Otra semana de mucho trabajo… y todo el que queda por hacer.
Espero poder regresar pronto, inshallah!!
En un principio, la elección de Acción Geoda fue una cosa del azar, pero tras mi pequeñas experiencias, ahora sí que sé por qué repito y repito con ellos:
aG es una organización muy pequeña, empezando a funcionar, pero esto también es un punto positivo; cualquiera puede adentrarse y ver cómo funciona una organización así, formar parte directa de ella y comprobar que todo es transparente.
El que su área de actuación esté en Marruecos, es una suerte, es un viaje relativamente barato y no resulta muy difícil organizarse para sacar unos días libres e irse a conocer directamente el Valle, conocer su trabajo de primera mano.
P5191059
Y, sobretodo, que todo su equipo siente verdadera pasión y amor por el Valle del Tessaout y sus gentes.
Otra cosa que pude comprobar a lo largo de estos tres viajes, es que la gente de allí necesita y quiere esta ayuda. Están contentos cada vez que los visitamos, contentos por lo que nuestra presencia conlleva, y porque nos consideran sus amigos, lo mismo que a la inversa. Porque todo esto, toda esta ayuda, por supuesto, no es unidireccional:
Por una parte, nosotros, intentamos mostrarles el camino para ver la vida un poquito más a largo plazo. Hablamos juntos de eso de “prevenir es mejor que curar”. Y ellos, por el contrario, nos recuerdan que tampoco debemos olvidarnos de vivir el presente, el día a día, el ahora y aquí.
A mí me parece un intercambio perfecto. Por lo tanto, y volviendo a mis pensamientos iniciales, me considero una afortunada al comprobar que todo esto sí tiene un sentido, !claro que es importante que alguien cambie!, porque este alguien contagiará a otro alguien y su entorno. TODOS aprendemos de TODOS, todos tenemos algo que aportar para que ese muro deje de ser negro.
Para mí, sencillamente, en eso consiste la Cooperación.
Silvia



Nota de los redactores del Blog: Silvia colabora con aG en el área de Sanidad. Aunque en este momento se encuentra comenzando un trabajo duro y maravilloso, con la Fundación Vicente Ferrer, en la India. Seguro que a su vuelta viene con mucho que compartir con nosotros… y si adelanta alguna foto o relato, ya os lo iremos contando. Pero aunque vuelva con más conocimientos, ya en los tres viajes que hemos realizado con ella al Valle nos ha enseñado la alegría de su carácter, lo fácil que es tratar con ella, lo rápido que se adapta a los cambios –y esto en Marruecos es algo muy bueno- y su gran capacidad de trabajo.
Como anécdota, que muestra la gran labor que ha hecho y la confianza que se ha ganado ya Silvia, contar que cada vez que está allí pasando consulta, a la hora de la comida las mujeres se “enfadan” porque se ausenta un rato… y nosotros siempre les decimos riendo: “Es que los dentistas tienen la dichosa costumbre de comer”