Pocos días antes de marchar hacia el
Alto Atlas nos reunimos con Elena, responsable de Sanidad de Acción Geoda (aG)
y con Juana Arrieta, una médico que ya ha ido en más ocasiones al valle. Esa primera
toma de contacto fue muy útil para estructurar un poquito nuestra mentalidad de
voluntarias en Marruecos.
Sabíamos ya, más o menos, lo que se
disponían a hacer allí dos enfermeras dispuestas a enfrentarse a una realidad
muy diferente a la de sus trabajos en Madrid.
Eva y María en el dispensario médico de Ifoulou |
Si intentásemos contar lo que sentimos
al llegar a Ifoulou no lo conseguiríamos, es una amalgama de emociones que no
puede ser descrita con palabras.
Esa inocencia en los ojos de aquellos
niños, que nos recibían en el camino a pesar de la lluvia que nos abrió paso;
esas sonrisas regaladas nada más llegar allí…todo ello ya es más de lo que
imaginas que vas a encontrar…
Con el primer "paciente" del dispensario |
El primer día fuimos a conocer nuestra
“clínica”, al atravesar su puerta volvimos a recibir un nuevo golpe de
realidad…la primera que vino a darnos la bienvenida fue una cabra, parece que
el animal sabía que necesitábamos en ese preciso momento un toquecito de humor.
La reacción, sin ni siquiera mirarnos, fue sacar las cámaras e inmortalizar ese
momento. Ya empezábamos a empaparnos de la experiencia de lo “distinto”.
Esa mañana de revisión de medicamentos,
caducidades, etc y de poner orden a nuestro botiquín fue intensa…de vez en
cuando parábamos un instante y comentábamos impresiones.
Gota a gota fueron acercándose
nuestros primeros pacientes, casi con miedo, están tan poco acostumbrados a
contar sus dolencias, a explicar lo que les pasa, lo que les duele…según
“solucionábamos” nos decíamos la una a la otra qué haría esa gente cuando nos
marchásemos…tristemente lo mismo que habían hecho hasta que llegamos. Esa mujer
o aquella otra, con la tensión arterial disparada, necesitaban una enfermera
todo el año, ¡¡¡qué frustración tan grande!!! Pero no, no habíamos ido allí
para desmoronarnos a la primera de cambio…
Qué duro fue darse cuenta de su realidad, de lo "poco" que íbamos a poder hacer, qué rabia tan grande ver como en nuestro país se abusa tanto de los servicios sanitarios y en otros lugares del mismo mundo ni siquiera pueden acceder a un triste Paracetamol.
Todo el proceso emocional y racional
que vivimos esa primera mañana nos llevó a una especie de malabarismo personal…no
podíamos crearles necesidades, eso era lo importante, ya habíamos dado con la
clave. Teníamos que ser educadoras en salud, tanto pasando consulta en la
clínica de Ifoulou como en la alfombra de la casa del Raïs de Izzarzane.
Intentaríamos explicarles lo que podían hacer cuando ya no estuviésemos allí.
Así lo hicimos el resto de los días,
los talleres que impartimos a las mujeres tocando temas como el bocio, primeros
auxilios, parto y cuidados del recién nacido se convirtió en una experiencia
apasionante. No sólo por lo que en ellos aprendimos todas, ellas de nosotras,
nosotras de ellas, sino porque fue nuestra pequeña lucha contra el aislamiento,
contra la ignorancia, contra la injusticia, contra la falta de medios…
Sólo ver a esas mujeres reír a
carcajadas bajo esos pañuelos que enmarcan sus bonitas miradas ya mereció la
pena, verlas luchar contra la timidez y el
pudor cuando practicaban lo enseñado nos dio por satisfechas.
Y ellas tal vez no sabrán nunca la
ilusión con la que María hizo viajar su maletín de podóloga tantos kilómetros…y
tampoco se enterarán de las lágrimas que se le escaparon a Eva cuando vió a una
embarazada con 80 kilos de leña a su espalda…pero esperamos que sigan
viendo, año tras año, a un montón de voluntarios intentando mejorar sus
condiciones de vida y la de sus pequeños.
Esos pequeños a los que echarse crema
en la cara o hacer una fotografía les parece el mejor de los juegos. Esos
pequeños que, cada día, nos esperaban en la puerta del albergue para cogernos
de la mano. Esos pequeños que cargaban a la espalda a sus hermanos pequeños
incluso en las carreras de sacos…
Al igual que nosotras participamos en
el Proyecto de Sanidad, el resto de voluntarios llevaron a cabo el Proyecto de
Educación y el de Canalización de agua, labores tanto o más importantes que la
nuestra, nos quitamos una y mil veces el sombrero ante ellos. Admirable lo que
aG está realizando en aquel lugar. Desde aquí nuestro más profundo agradecimiento
por todo ello, por colaborar en que nuestra experiencia fuese inolvidable y,
sobre todo y ante todo, por conseguir hacer fácil lo difícil. Shukraaaaan.
Voluntarios de Semana Santa 2013 |
Escrito por Eva Martínez y María Toledo, las enfermeras voluntarias que participaron en el pasado Campo de Trabajo 2013. A ellas y al resto de voluntarios (Miguel Ángel, Javier, Rodrigo, Isabel, Milena, Cristina y Larisa), les damos las gracias por su desinteresada colaboración necesaria para recargar de energía a todo aG.
O yo tengo el día muy sensible... o es lo más emotivo que he leído en muuucho tiempo. No sólo describe la situación allí si no... el trabajo mental que hay que hacer para ver lo todo en positivo.
ResponderEliminarGracias a las dos por vuestro trabajo y por las risas.
Yola