Redouan, Fatima, Nora, Abdelhakim y todos sus compañeros del aula
infantil de Ifoulou ya pueden lavar sus manos, su cara y los dientes todos los
días en la Casa Comunal que aG inauguró en el 2010. Casi como un milagro el agua
salía en los lavabos, por fin, después de varios años peleando por ello, y
todos nos emocionamos. El agua ya es una realidad y todos, grandes y pequeños, mejorarán
las condiciones de vida, mejorará su higiene y su salud. Ya no tendrán que
cargar con grandes garrafas de agua a sus espaldas desde el río ladera arriba hasta sus casas. Y además,
las niñas dispondrán de más tiempo para estudiar.
El equipo de voluntarios y traductores siendo observados |
Junto a las nuestras maestras del valle, Khadiya y Rekeya |
Por suerte, nos encontrarnos con unas maravillosas y encantadores maestras, Khadija
y Rekeya que dan clases de infantil en Ifoulou y en Azarzam y que estuvieron
siempre a nuestro lado demostrando el cariño hacia sus alumnos y el interés e
inquietud por aprender cosas nuevas. Son auténticas heroínas: se pasan todo
el duro invierno solas dando clase en las condiciones mas adversas que uno pueda imaginar y luchando contra cualquier circunstancia.
Es una suerte, para todos nosotros, voluntarios y miembros de aG poder cortar con la rutina
diaria y encontrar un poco de sentido a muchas de nuestras cosas: llegas al valle y te
encuentras con la alegría de todos los niños dispuestos a jugar contigo. Se
lavaron en el río. Nuestros voluntarios Susana, Kenza, Rosa y el resto jugaron
al fútbol, a la comba, hicimos plastilina casera con harina y sal, murales con pinturas de dedos y ceras, … Y, entre juego y
juego, dejamos preparada el aula: ahora tienen una pizarra para que ellos puedan
expresarse libremente; cada niño se hizo un saquito donde guardar su vaso y su
correspondiente cepillo de dientes. Finalmente, montamos otro espacio para que
cada niño marcara todos los días sus asistencia al aula, algo un poco
complicado de conseguir allí.
Voluntarios trabajando en Azarzam |
Todo ha salido muy fluido gracias a la buena disposición de
nuestros voluntarios: acudimos a Azarzam y mientras Sandra, Inma y yo preparábamos
las actividades, Yolanda e Isabel jugaban al aire libre con ellos. En la
modesta aula de Azarzam dejamos un mural con pollitos pintado por todos los
niños. Y por la tarde con todos los problemas tecnológicos en contra, por fin,
pudieron ver “Spirit” de nuevo desde una minúscula Tablet. Fue impresionante
ver a casi 40 niños en un aula de 2x4 m mirando una pantallita de 6’ y sin moverse durante toda la película.
Khadija jugando con sus alumnos de Ifoulou |
Ha sido una semana mágica: los traductores se han
compenetrado y comprometido con nuestro proyecto y los voluntarios han vivido
de cerca todo lo que con pasión todos les contábamos de nuestro querido valle.
Y todos han vuelto también enamorados de él. Desde aquí quiero dar las gracias a todos por poner este pequeño grano de arena para mejorar la calidad de vida de estos niños y de las gentes del Valle de Tessaout.
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