Como soy una de las personas
encargadas de la financiación de Ag me ha tocado hablar de un tema un tanto
escabroso y difícil.
Escabroso en primer lugar, porque se
suele cumplir a rajatabla el refrán de “en casa del herrero, cuchillo de palo”. Obviamente, cuando uno está en una ONG o
Fundación, a las primeras personas a las
que se acude a pedir dinero es a los
familiares, amigos, y gente cercana. Y sorprende ver como muchos de
ellos te miran como si el dinero te lo fueras a quedar tú. Cuando ya se han convencido de que no es así,
el porcentaje de ayuda es menos de un 20%.
Si, como lo oyes. Porcentaje, que es justamente inverso a que te llamen
pesado, plasta, siempre con estás con lo mismo, etc. ¿Te imaginas que eso te
sucediera a ti? No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Y claro, tras unos
primeros meses en los que te sientes aturdido,
abandonado, y apesadumbrado por el desplante general de “tus seres
queridos”, llega la fase del: “ok, a ver en donde más puedo buscar
financiadores o socios para AG”.
En la siguiente fase, miras todas las
subvenciones públicas, por si sonara la flauta. Y entonces nos topamos con la
maldita crisis, que en vez de buscar un mundo mejor, hace que las subvenciones
públicas a las ONGS se reduzcan en hasta un 70%. Luego, el 25% restante se las
suelen llevar las grandes, como casi todo en la vida. Y por fin te encuentras
con ese 5% restante que es para los pequeñitos.
Pero resulta, que luego te lees las bases de las convocatorias, y te piden que seas
capaz de rascarte la nuca con el pelo número 23 de tu ceja izquierda, hablar 80
idiomas, y como no, tener una base espacial el Marte y Andrómeda como mínimo. O
sea, que no te lo ponen naaaaada fácil. Ya se sabe, eso de ayudar al prójimo no
vende mucho.
Así que al final, no nos queda más
remedio que hacer mercadillos solidarios, en los que curras lo indecible para
sacar algo de dinerillo, fiestas en las que algunas veces lo dueños de los
locales nos timan y engañan, y estar escudriñando internet para ver si alguna
empresa tiene RSC y nos ayuda de alguna forma.
Así que como veis conseguir ayuda
económica para ayudar al prójimo no es nada fácil. Hace falta mucha paciencia,
mucha tranquilidad y muchos momentos de tener que comerte el orgullo para
ablandar el corazón de la gente y de las empresas para que nos quieran
ayudar. Porque, y yo me pregunto, ¿de verdad es tan difícil dar 10 euros al mes
a una ONG para mejorar el mundo? ¿Es posible que a empresas que facturan
cientos de miles o millones de euros, les cueste tanto donar?. Pues debe de
serlo, porque de tanto mirarnos el ombligo vamos a acabar todos con dolores
cervicales por no poder mirar más allá.
Menos mal que de entre todos estos
problemas, siempre hay gente, asociaciones y empresas que son capaces de hacer
algo. Desde este blog quiero agradecer
desde lo más profundo de mi corazón a
todos nuestros socios que cada mes hacen su aportación para ayudarnos.
También os doy las gracias en nombre de todo AG, a todos aquellos donantes anónimos que de vez en cuando
os acordáis de nosotros. A Otra Vida es Posible, no solo por
vuestra ayuda económica, sino también personal. Al Rotary Club, por confiar en nosotros. A algunas oficinas de la Caixa, que aunque sabemos que a veces somos un poco plastas, nos
soléis echar una manilla. Y a la empresa farmacéutica Lilly España, ya que vuestra ayuda ha sido inestimable para poder
terminar uno de nuestros proyectos de agua, que tanta falta hacían.
A veces la vida es rara y complicada,
pero es norma común que los que persisten, suelan conseguir sus objetivos. Así
que os comunico con gran alegría, que en AG somos muy cabezotas y persistentes,
así que si te sientes identificado con nosotros, tu ayuda será bienvenida…
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