Llevaba un tiempo interesada en el “mundo” de la Cooperación, tema que desde fuera me intimidaba bastante y al que automáticamente le seguía el pensamiento: ¿Tendrá la mínima importancia el que yo cambie?
Un buen día, leí unas palabras que alguien muy sabio escribió. Hablaba acerca de los colores que integran el muro del mundo, de sus negros, sus grises y de la responsabilidad que tenemos todos para hacer que esas tonalidades se vuelvan blancas e impolutas. Decía que si pintamos un pequeño trozo de blanco, ya habrá menos pared negra, y si entre todos pintamos el fragmento que nos corresponde, al final el negro dejará de existir.
Así fue como decidí que ya era hora de empezar a pintar mi trocito de muro.
Por cosas del azar o del destino fui a dar con “acción Geoda”. Las primeras personas con las que contacté fueron Diego y Elena, miembros del área de Sanidad, que me comunicaron la gran necesidad de un dentista en el valle. Total, que ya no tenía excusa. Viajé a Ifoulou por primera vez en el Campo de trabajo de Semana Santa de 2012. Fue mi primera toma de contacto. No es fácil, o por lo menos para mí no lo fue, ver una realidad tan distinta a la que estamos acostumbrados. Comprobar que, simplemente por haber nacido en un lugar o en otro, no tenemos los mismos derechos. ¿Acaso no somos todos personas iguales, con derecho a una vivienda, a una educación, a una sanidad, a una vida digna al fin y al cabo?
No todo fueron cosas grises, también pude comprobar y sentir la fuerza de la gente que allí habita, sus ganas de vivir. Su día a día es una lucha constante, ya que, como os habremos dicho en miles de ocasiones, sus condiciones de vida son bastante duras.
En este primer viaje descubrí a sus mujeres, unas auténticas heroínas para mí, y la principal fuente de energía del Valle. Y también, por supuesto, conocí a sus niños, que a la mínima oportunidad van a recogerte a la puerta del albergue para simplemente cogerte de la mano durante un rato, para bailar, cantar contigo, de paso a ver si cae algún caramelo que otro…
En fin, ¿cómo me podría quedar indiferente ante todo esto?
Con ayuda de mis compañeros, comenzamos a pasar consulta. Madre mía qué colas interminables de espera! Efectivamente, hacía mucha falta la ayuda de un dentista en el Valle.
Por otro lado, también hicimos talleres de prevención bucodental. Para mi gusto, una manera muy divertida y desenfadada de acercarte a ellos, ya que la consulta de un dentista no es que genere mucha confianza.
Aunque los cepillos de dientes acaben finalmente en su pelo, tenemos mucha fe en ver los resultados en sus bocas, porque sus sonrisas será entonces imposible mejorarlas!
Viendo la cantidad de trabajo que se acumulaba, me “vi obligada” a regresar a Ifoulou en la Caravana Médica que se llevó a cabo en Mayo de este año. Un equipo médico de primera, y yo, bajamos para pasar consulta durante una semana: médica y dentista. Una semana de muchísimo trabajo, pero cargada de anécdotas y buenos momentos.
Ya me lo decía Juana (la médica de aG, y de la que he aprendido infinidad de cosas de todo): “Ten cuidado, que esto de la cooperación engancha”. Yo no sé si es eso, si es Ifoulou, o qué será, pero este último Septiembre he liado a mi colega de profesión, y amiga, Jimena para volver otra vez. Otra semana de mucho trabajo… y todo el que queda por hacer.
Espero poder regresar pronto, inshallah!!
En un principio, la elección de Acción Geoda fue una cosa del azar, pero tras mi pequeñas experiencias, ahora sí que sé por qué repito y repito con ellos:
aG es una organización muy pequeña, empezando a funcionar, pero esto también es un punto positivo; cualquiera puede adentrarse y ver cómo funciona una organización así, formar parte directa de ella y comprobar que todo es transparente.
El que su área de actuación esté en Marruecos, es una suerte, es un viaje relativamente barato y no resulta muy difícil organizarse para sacar unos días libres e irse a conocer directamente el Valle, conocer su trabajo de primera mano.
Y, sobretodo, que todo su equipo siente verdadera pasión y amor por el Valle del Tessaout y sus gentes.
Otra cosa que pude comprobar a lo largo de estos tres viajes, es que la gente de allí necesita y quiere esta ayuda. Están contentos cada vez que los visitamos, contentos por lo que nuestra presencia conlleva, y porque nos consideran sus amigos, lo mismo que a la inversa. Porque todo esto, toda esta ayuda, por supuesto, no es unidireccional:
Por una parte, nosotros, intentamos mostrarles el camino para ver la vida un poquito más a largo plazo. Hablamos juntos de eso de “prevenir es mejor que curar”. Y ellos, por el contrario, nos recuerdan que tampoco debemos olvidarnos de vivir el presente, el día a día, el ahora y aquí.
A mí me parece un intercambio perfecto. Por lo tanto, y volviendo a mis pensamientos iniciales, me considero una afortunada al comprobar que todo esto sí tiene un sentido, !claro que es importante que alguien cambie!, porque este alguien contagiará a otro alguien y su entorno. TODOS aprendemos de TODOS, todos tenemos algo que aportar para que ese muro deje de ser negro.
Para mí, sencillamente, en eso consiste la Cooperación.
Silvia
Nota de los redactores del Blog: Silvia colabora con aG en el área de Sanidad. Aunque en este momento se encuentra comenzando un trabajo duro y maravilloso, con la Fundación Vicente Ferrer, en la India. Seguro que a su vuelta viene con mucho que compartir con nosotros… y si adelanta alguna foto o relato, ya os lo iremos contando. Pero aunque vuelva con más conocimientos, ya en los tres viajes que hemos realizado con ella al Valle nos ha enseñado la alegría de su carácter, lo fácil que es tratar con ella, lo rápido que se adapta a los cambios –y esto en Marruecos es algo muy bueno- y su gran capacidad de trabajo.
Como anécdota, que muestra la gran labor que ha hecho y la confianza que se ha ganado ya Silvia, contar que cada vez que está allí pasando consulta, a la hora de la comida las mujeres se “enfadan” porque se ausenta un rato… y nosotros siempre les decimos riendo: “Es que los dentistas tienen la dichosa costumbre de comer”
Un buen día, leí unas palabras que alguien muy sabio escribió. Hablaba acerca de los colores que integran el muro del mundo, de sus negros, sus grises y de la responsabilidad que tenemos todos para hacer que esas tonalidades se vuelvan blancas e impolutas. Decía que si pintamos un pequeño trozo de blanco, ya habrá menos pared negra, y si entre todos pintamos el fragmento que nos corresponde, al final el negro dejará de existir.
Así fue como decidí que ya era hora de empezar a pintar mi trocito de muro.
Por cosas del azar o del destino fui a dar con “acción Geoda”. Las primeras personas con las que contacté fueron Diego y Elena, miembros del área de Sanidad, que me comunicaron la gran necesidad de un dentista en el valle. Total, que ya no tenía excusa. Viajé a Ifoulou por primera vez en el Campo de trabajo de Semana Santa de 2012. Fue mi primera toma de contacto. No es fácil, o por lo menos para mí no lo fue, ver una realidad tan distinta a la que estamos acostumbrados. Comprobar que, simplemente por haber nacido en un lugar o en otro, no tenemos los mismos derechos. ¿Acaso no somos todos personas iguales, con derecho a una vivienda, a una educación, a una sanidad, a una vida digna al fin y al cabo?
No todo fueron cosas grises, también pude comprobar y sentir la fuerza de la gente que allí habita, sus ganas de vivir. Su día a día es una lucha constante, ya que, como os habremos dicho en miles de ocasiones, sus condiciones de vida son bastante duras.
En este primer viaje descubrí a sus mujeres, unas auténticas heroínas para mí, y la principal fuente de energía del Valle. Y también, por supuesto, conocí a sus niños, que a la mínima oportunidad van a recogerte a la puerta del albergue para simplemente cogerte de la mano durante un rato, para bailar, cantar contigo, de paso a ver si cae algún caramelo que otro…
En fin, ¿cómo me podría quedar indiferente ante todo esto?
Con ayuda de mis compañeros, comenzamos a pasar consulta. Madre mía qué colas interminables de espera! Efectivamente, hacía mucha falta la ayuda de un dentista en el Valle.
Por otro lado, también hicimos talleres de prevención bucodental. Para mi gusto, una manera muy divertida y desenfadada de acercarte a ellos, ya que la consulta de un dentista no es que genere mucha confianza.
Aunque los cepillos de dientes acaben finalmente en su pelo, tenemos mucha fe en ver los resultados en sus bocas, porque sus sonrisas será entonces imposible mejorarlas!
Viendo la cantidad de trabajo que se acumulaba, me “vi obligada” a regresar a Ifoulou en la Caravana Médica que se llevó a cabo en Mayo de este año. Un equipo médico de primera, y yo, bajamos para pasar consulta durante una semana: médica y dentista. Una semana de muchísimo trabajo, pero cargada de anécdotas y buenos momentos.
Ya me lo decía Juana (la médica de aG, y de la que he aprendido infinidad de cosas de todo): “Ten cuidado, que esto de la cooperación engancha”. Yo no sé si es eso, si es Ifoulou, o qué será, pero este último Septiembre he liado a mi colega de profesión, y amiga, Jimena para volver otra vez. Otra semana de mucho trabajo… y todo el que queda por hacer.
Espero poder regresar pronto, inshallah!!
En un principio, la elección de Acción Geoda fue una cosa del azar, pero tras mi pequeñas experiencias, ahora sí que sé por qué repito y repito con ellos:
aG es una organización muy pequeña, empezando a funcionar, pero esto también es un punto positivo; cualquiera puede adentrarse y ver cómo funciona una organización así, formar parte directa de ella y comprobar que todo es transparente.
El que su área de actuación esté en Marruecos, es una suerte, es un viaje relativamente barato y no resulta muy difícil organizarse para sacar unos días libres e irse a conocer directamente el Valle, conocer su trabajo de primera mano.
Y, sobretodo, que todo su equipo siente verdadera pasión y amor por el Valle del Tessaout y sus gentes.
Otra cosa que pude comprobar a lo largo de estos tres viajes, es que la gente de allí necesita y quiere esta ayuda. Están contentos cada vez que los visitamos, contentos por lo que nuestra presencia conlleva, y porque nos consideran sus amigos, lo mismo que a la inversa. Porque todo esto, toda esta ayuda, por supuesto, no es unidireccional:
Por una parte, nosotros, intentamos mostrarles el camino para ver la vida un poquito más a largo plazo. Hablamos juntos de eso de “prevenir es mejor que curar”. Y ellos, por el contrario, nos recuerdan que tampoco debemos olvidarnos de vivir el presente, el día a día, el ahora y aquí.
A mí me parece un intercambio perfecto. Por lo tanto, y volviendo a mis pensamientos iniciales, me considero una afortunada al comprobar que todo esto sí tiene un sentido, !claro que es importante que alguien cambie!, porque este alguien contagiará a otro alguien y su entorno. TODOS aprendemos de TODOS, todos tenemos algo que aportar para que ese muro deje de ser negro.
Para mí, sencillamente, en eso consiste la Cooperación.
Silvia
Nota de los redactores del Blog: Silvia colabora con aG en el área de Sanidad. Aunque en este momento se encuentra comenzando un trabajo duro y maravilloso, con la Fundación Vicente Ferrer, en la India. Seguro que a su vuelta viene con mucho que compartir con nosotros… y si adelanta alguna foto o relato, ya os lo iremos contando. Pero aunque vuelva con más conocimientos, ya en los tres viajes que hemos realizado con ella al Valle nos ha enseñado la alegría de su carácter, lo fácil que es tratar con ella, lo rápido que se adapta a los cambios –y esto en Marruecos es algo muy bueno- y su gran capacidad de trabajo.
Como anécdota, que muestra la gran labor que ha hecho y la confianza que se ha ganado ya Silvia, contar que cada vez que está allí pasando consulta, a la hora de la comida las mujeres se “enfadan” porque se ausenta un rato… y nosotros siempre les decimos riendo: “Es que los dentistas tienen la dichosa costumbre de comer”
Y recuerdo esas largas horas de consultas, con los frontales en las cabezas, los guantes en las manos, y los miedos al dentista de aquellas maravillosas gentes entre nuestros corazones. Y siento, como si fueran suaves caricias, sus miradas de agradecimiento y sus cálidos abrazos, y es entonces cuando me doy cuenta de que ellos, los habitantes del valle, pintan de preciosos y luminosos colores cada rincón de mi alma...
ResponderEliminar¡Silvia! Me he emocionado! :-) ¡BESOS! Yola
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