Este es el relato de Jesús, de sus aventuras y desventuras
para llegar hasta Ifoulou… porque en estas tierras, y en alguna otra… los
planes están para cambiarlos!
Salimos el día 30 de Octubre, como buenos europeos con todo
bien planificado: recogeríamos un generador en Algeciras y en el coche, llevábamos
la bomba y todo el material eléctrico necesario para dejar en marcha nuestro
primer proyecto de canalización de agua en la aldea de Azzarzane.
Teníamos todo calculado: los tiempos del viaje, el día que habíamos
quedado con el contratista, etc…
El día 31, después de dormir en Algeciras en casa de Pepe y
Gema (¡gracias a los dos por ayudarnos a encontrar un generador que pudiese
pagar nuestro exiguo presupuesto!), nos embarcamos rumbo al Atlas, pasado la
frontera rápidamente, lo que no es muy habitual…
Empezamos el viaje rumbo a Marrakech.
Cuando salimos de la autopista desde Benguerir
a El Keela empezó a llover como nunca. Después de una media hora, el agua corría
por todos los sitios y la carretera se había convertido en muchas lagunas
seguidas. En estas condiciones llegamos a Demnate... Allí teníamos pensado
recoger a Hafid, uno de los traductores que colabora habitualmente con aG, pero
no pudo llegar por las lluvias y ya no nos acompañaría en este viaje.
Después de valorar cómo estaría la carretera de Demnate a
Ifolou por lo que había llovido, y viendo que se nos haría de noche, decidimos
quedarnos a dormir en Demnate. Redouane, nuestro querido aG marroquí, nos
invitó a cenar en su casa, mientras asumíamos que por el momento no llegaríamos
a nuestro destino según el plan previsto.
Al día siguiente nos
pusimos en marcha hacia nuestro querido valle, junto a Abdú y Redouane.
Por el camino toda la
carretera estaba llena de rocas y todo tipo de materiales que había arrastrado
la lluvia de la montaña. Cuando estábamos llegando a Ifolou nos llama el Rais, (el
alcalde de Azzarzan) y nos dice que no vamos a poder llegar al pueblo porque la
lluvia de por la noche se había llevado la pista.
Esperamos al contratista en Ifolou, en el Gîte de Etape de
Hanini.
Al calor de la mesa de Hanini, decidimos que intentaríamos
llegar lo más lejos posible por la pista, y después, cargaríamos con los
materiales del proyecto sobre nuestras espaldas.
Efectivamente, tuvimos que dejar allí el coche, y cargar a la espalda los materiales hasta que
una furgoneta nos recogió un poco más allá para llegar a Azzarzane.
A pesar de los inconvenientes llegamos al pueblo con todo el
material para empezar con la instalación de la bomba. Ya era tarde y no nos
daría para mucho, aunque sí para darnos cuenta de otro contratiempo más: ¡el
generador que habíamos comprado de segunda mano en España estaba estropeado! Menos
mal que el contratista llevaba un generador grande y aparentemente de bastante
potencia, así que dejamos la instalación eléctrica para el día siguiente.
El día 2 por la mañana
salimos de Ifolou para Azzarzane. Nos acompaña Jero, un chico de Murcia que
está realizando un viaje por Atlas, grabando un reportaje sobre detalles de la
vida en esta zona y también sobre los proyectos de aG en el valle. Cuando
llegamos, después de caminar la mitad del trayecto (la pista sigue cortada), el
contratista ya tiene instalada la bomba y la mitad de los tubos de la columna
de salida de agua del pozo y nos pregunta que si podemos conectar la bomba en
su generador.
¡Manos a la obra!... preparo todo y cuando voy a conectarlo…oh
sorpresa! no se puede: el generador no da corriente trifásica. ¡Esto ya si que
es el contratiempo total!: no vamos a poder probar la instalación ni siquiera
la bomba.
Con la moral un poco
baja nos ponemos a tapar alguna de las tuberías aéreas que tiene la instalación
para que no se congelen en invierno. Mientras estamos realizando esta tarea se
me ocurre una idea… cómo probar la bomba y la instalación, pero ésta no idea no
os la contaremos aquí… no podemos dejar pistas, así que aplicaremos el refrán
castellano… a buen entendedor…
Necesitaría una serie
de materiales que no tenía allí en ese momento así que tendría que hacerlo al día
siguiente y ésta seria la ultima oportunidad ya que al final del día nos marcharíamos.
El último día por la mañana,
otra vez rumbo a Azzarzane…ya sabéis… la mitad del camino andando….o quizá no …
…¡ está bajando gente de todas las aldeas para reparar la pista! Calculamos que
habría unos 100 hombres provistos de azadones, hachas, palas, etc…. Nos dicen
que hoy quedará reparada. Nosotros lo dudamos por todo el tramo de pista que
tienen que hacer nueva.
El pueblo bereber mantiene bonitas costumbres, como el
trabajo comunal; unos pueblos se ayudan a otros cuando el trabajo les
sobrepasa.
Llegamos a Azzarzane, pruebo el invento que había pensado y
por fin … ¡la bomba funciona! ¡Sale agua del pozo!. Es agua clara y sale con
suficiente potencia. Todos nos acordamos en ese momento de que por fin las
mujeres no tendrán que cargar más agua en cuanto enganchen la tubería de subida
del pozo al aljibe.
El contratista se
pone manos a la obra para la conexión y cómo no …¡otro contratiempo más!: las
tuberías no están bien enfrentadas y al forzarlas para conectarlas se parte una
de ellas. Esto nos deja a todos con cara de tontos: no vamos a poder ver el
aljibe lleno. Esta rotura no se puede reparar en el momento sino que tiene que
venir otro día para terminar las obras…
¡Ah! ¡se me olvidaba!: ¡sí que repararon la pista! lo
hicieron en unas 4 horas y además les dió tiempo a matar una cabra, asarla
mientras se reparaba la pista y comer.
Los europeos a veces no entendemos esas palabras tan
populares, en boca de nuestros amigos bereber continuamente… inshalláh! (mezcla
del castellano si Dios quiere… y nuestro esperanzador Ojalá! ). A veces también
olvidamos que el trabajo en equipo, la unión de gente sencilla… hace fuerte a
los débiles!